lunes, 7 de marzo de 2011

El corazón de la palabra

El corazón de la palabra, o el lado oscuro del lenguaje


Amigas y amigos lectores, se han preguntado alguna vez ¿cómo será leer (y sobre todo, entender) un libro en su idioma original? Pues en este modesto acercamiento al mundo de la traducción, vamos a ver algunos aspectos no tan comunes y que son fundamentales para entender una obra. Ahora, siguiendo con las pautas de nuestra sociedad actual, vamos a escoger un best seller para nuestra vigilia, y en este caso seamos ambiciosos y seleccionemos el número uno de la lista: ¡la Biblia! No se asusten, esta vigilia es de literatura, no de religión. en este caso, la Biblia es simplemente el libro más vendido, seguido por Harry Potter.
Pues bien, para facilitarnos el trabajo, empecemos por el principio y solo con un par de secciones. Así que de el Génesis, tomaremos los versículos 1 y 2 del capítulo primero. Usaremos inicialmente la versión española Reina-Valera.
1:1 En el principio creó Dios los cielos y la tierra. 
1:2 Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas. 
Ahora, para comenzar, dividiremos nuestro artículo en dos secciones, una para cada versículo. En el primero vamos a tratar de sus implicaciones en español, es decir, ¿dice allí lo que parece que dice en la traducción española? Para ello, pueden encontrar varias traducciones en el siguiente enlace:
http://bibliaparalela.com/genesis/1-2.htm
Y aquí están:
La Biblia de las Américas (© 1997 Lockman)
En el principio creó Dios los cielos y la tierra.
La Nueva Biblia de los Hispanos (© 2005 Lockman)
En el principio Dios creó los cielos y la tierra.
Reina Valera Gómez (© 2010)
En el principio creó Dios el cielo y la tierra.
Reina Valera (1909)
EN el principio crió Dios los cielos y la tierra.
Sagradas Escrituras (1569)
En el principio creó Dios los cielos y la tierra.
Pues bien, salvo el crió de 1909 y el cielo del 2010, dicen lo mismo, ¿o no? Crear y criar sabemos que no es lo mismo. Luego, ¿cuántos cielos hay, o solo es una forma de decirlo?
Ahora veamos qué dice en hebreo, que es el idioma en el que el Génesis fue escrito.
בְּרֵאשִׁית בָּרָא אֱלֹהִים אֵת הַשָּׁמַיִם וְאֵת הָאָרֶץ׃



Quien desee ver el Génesis en hebreo transcrito, lo puede encontrar aquí: http://www.shalomhaverim.org/BERESHIT1.html
El enlace anterior es de sumo interés, pues facilita la transcripción fonética, si bien no la de a Asociación Fonética Internacional, si al menos una que todos podemos entender. Asimismo, contiene muchos comentarios sobre la traducción e interpretaciones de diversos exégetas. Uno de dichos comentarios dice:

El exégeta Rashí traduce así el primer versículo del Génesis: "En el principio, al crear D-os los cielos y la tierra, la tierra estaba vana y vacía ... "pues la Escritura Sagrada no quiere mostrar aquí el orden en que las cosas fueron creadas; la prueba de esto es que el final del segundo versículo da a entender que las aguas ya existían antes que los cielos y que la tierra.

De nuevo esa última acotación: las aguas ya existían antes que los cielos y la tierra. Es decir, estaban (flotaban o sencillamente existían) de algún modo en alguna parte. Aquí obviamente hay algo que no encaja en nuestra concepción del universo. Pero antes de pasar a analizar ese detalle, hagamos otras preguntas, sobre la traducción de ese fragmento del Génesis:

¿Cuándo o qué es al principio?
¿Cómo creó Dios el cielo o los cielos y la tierra?
¿Hay varios cielos o es solo uno?
¿Fue de esas aguas que crió Dios todo lo demás?

Debemos considerar que en esos cielos ciertamente hay más que nubes y aire. Hoy cualquiera lo sabe, pero también, que el libro del Génesis es uno de los más difíciles de leer, si no se conocen el idioma y la intención con la que fue escrito, pues si bien está originalmente en hebreo, aún para los hebreos, no está en un lenguaje cotidiano, ni siquiera, dicen los cabalistas, en un lenguaje que hable de nuestro mundo... Es sorprendente, sabiendo esto, la popularidad que tiene, y que cualquiera crea poder desentrañar sus secretos. Puede que se recuerde una niñez llena de profetas en cada esquina...
Ahora regresemos al texto hebreo, transcrito:
Bereshit bara Elohim et Ha-shamaim ve-et Ha-aretz
Lo primero que salta a la vista es que no dice: Dios, sino Elohim. La tradición judía usa aquí uno de los nombres con los que designan al Creador. Pero vayamos en orden. La primera palabra es Bereshit, que todos traducen como En el principio. Ahora veámosla más de cerca:
בראשית


Una tradición judía cuenta como el Creador escoge cuál será la letra con que iniciará la creación. Y la elegida fue ב que es la equivalente de nuestra b. Y tav, la última letra de la palabra bereshit, es asimismo la última del alfabeto hebreo. Por eso, cuenta la tradición, que en la primera palabra del génesis (Bereshit de la Torá) está contenido el universo.
Luego, la palabra casa, en hebreo, es beit: בית, y cabeza es rosh: ראש, así que literalmente, bereshit se forma al introducir la cabeza en la casa, esto es, habitar la casa.
Siguiendo nuestra lectura, tenemos bara, asociado con Elohim (atención, no dice simplemente Dios). Y aquí un comentario, de la fuente antes citada:
Elohim (D-os) tiene en hebreo la forma plural, para indicar que D-os comprende y unifica todas las fuerzas infinitas y eternas. Y para que no se piense que son muchos dioses, el verbo hará (creó) se empleó en singular inmediatamente después de Elohim.

Claro, sigue saber que son los cielos y la tierra. Pero vamos a girar la tuerca otra vuelta, como en la novela de Henry James. El Génesis no es el único libro que habla de la Creación, también lo hace el Sepher Jetzira. tomando asimismo los primeros versículos tenemos:

CAPITULO I
1-1 Con treinta y dos senderos místicos de Sabiduría grabó Yah, el Señor de los Ejércitos, el Dios de Israel, Elhoim vivo, Rey del universo, EL Shaddai Misericordioso y Clemente, Elevado y Exaltado, que mora en la Eternidad cuyo nombre es Santo- El es su sublime y santo-. Y creó Su universo con tres libros (Sepharim), con texto (Sepher), con número (Sephar) y con comunicación (Sippur).
1-2 Diez Sephiroth de la nada y veintidos letras de Fundamento: Tres Madres, Siete Dobles y doce Elementales.

Aquí, aunque es la misma historia, nos hablan de las letras del alfabeto, y como con ellas el Creador crea. Hemos mencionado esto como preámbulo a otro libro, en donde se comenta la Torá, y con ello Bereshit, el Génesis. Nos referimos al Libro del Zohar. Contrariamente al la Biblia, el Zohar no es un best seller, de hecho no es muy conocido, a pesar de tener ya varios miles de años y resumir los esfuerzos por entender el Génesis. Se cree que sea acaso el libro más oscuro jamás escrito. En otras épocas, quienes lo poseían eran perseguidos, pero nuestros tiempos son diferentes, a nadie persiguen por tener o leer un libro, ¿no es verdad?

Pues veamos que dice el Zohar de esos dos primeros versículos:

Génesis I. 1 – VI, 8
En la iniciación, la decisión del Rey hizo un trazo en el fulgor superior, una lámpara de centelleo, y allí surgió en los nichos impenetrables del misterioso ilimitado un núcleo informe incluido en un anillo, ni blanco, ni negro, ni rojo, ni verde, ni de color alguno. Cuando tornó las medidas, modeló colores para mostrar adentro, y dentro de la lámpara surgió cierto efluvio, que abajo llevaba impresos colores. El Poder más misterioso envuelto en lo ilimitado, sin hendir su vacío, permaneció totalmente incognoscible hasta que de la fuerza de los golpes brilló un punto supremo y misterioso. Más allá de ese punto nada es cognoscible, y por eso se llama Reschit (“Comienzo”), la expresión creadora que es el punto de partida de todo.


Al leer este párrafo parece que surgen aún más preguntas de las que teníamos. Y para regresar la tranquilidad a los lectores diremos, no, esto no es religión. Dijimos que hablaríamos de literatura, en este caso, de traducción, pues como bien a dicho Octavio Paz, traducir es crear. ¿Pero a cuenta de qué viene de repente el Zohar, si lo que estamos es leyendo los dos primeros versículos del Génesis? Pues bien, el Zohar, como hemos dicho, trata de eso. Y la lectura e interpretación de Zohar en sí, junto a otros libros, es el quehacer de los cabalistas para acceder a mundos superiores, es decir, formas superiores de percibir la realidad. ¿Y qué tiene que ver eso con nuestro tema? Bueno, hemos escogido el libro más vendido del mundo para acercarnos un poco a su traducción, en este caso española, y ver qué es lo que realmente dice. E inusitadamente nos enteramos que acaso no dice en realidad lo que creíamos que decía, esto es, que quienes lo leen sin ton ni son, acaso no perciben realmente de qué se trata. Pero este no es nuestro tema actual.
Hemos marcado en el párrafo la referencia que se conecta con nuestro anterior comentario sobre la palabra bereshit. Sigamos:


Está escrito: “Y los inteligentes brillarán como el esplendor del firmamento, y
aquellos que justifican a muchos, como las estrellas por siempre jamás”. Había efectivamente un “esplendor” (Zohar). El Más Misterioso golpeó su vacío, e hizo que este punto brillara. Este comienzo se extendió entonces e hizo para sí un palacio por su honor y gloria. Allí sembró una simiente sagrada que hubo de generar para beneficio del Universo y a la que puede aplicarse la expresión de la
Escritura: “La santa simiente es mi tronco”. Nuevamente hubo Zohar, en el que sembró una simiente para su gloria, exactamente como el gusano de seda se encierra en un palacio de su propia producción, que es a la vez útil y hermoso. Así, por medio de este “comienzo” el Misterioso Desconocido hizo su palacio. Este palacio es llamado Elohim, y esta doctrina se halla contenida en las palabras “por medio de un principio creó a Elohim”.
El Zohar es eso de lo cual fueron creadas todas las expresiones creadoras a través de la extensión del punto de ese esplendor misterioso. No hemos de sorprendernos por el empleo de la palabra “creó” en esta conexión, dado que
luego leemos: “Y Dios creó al hombre a su imagen”.

Y a continuación, el Zohar menciona otra interpretación, que ya habíamos descrito brevemente:

Otra interpretación esotérica de la palabra Bereschit es la siguiente. El nombre del
punto de partida de todo es Ehyeh (“Yo seré”). El nombre sagrado cuando se halla escrito a su lado es Elohim, pero cuando está inscripto entre uno y otro Ehyeh, es Ascher, el oculto y recóndito templo, la fuente de lo que místicamente se llama Reschit.
La palabra Ascher (es decir, las letras Alef, Schin, Resch de la palabra Bereschit) es el anagrama de Rosch (“cabeza”), el comienzo que surge de Reschit. Así cuando el punto y el templo fueron firmemente establecidos juntos, Bereschit combinó el Comienzo supremo con la Sabiduría. Luego el carácter de este templo cambió, y fue llamado “Casa” (Bayt). La combinación de eso con el punto supremo que se llama Rosch, da Bereschit, que es el nombre empleado mientras la casa estaba inhabitada. En cambio, cuando fue sembrada con simiente para hacerla habitable, fue llamado Elohim, oculto y misterioso. El Zohar era oculto y retraído, mientras el edificio estaba adentro y para producir, y la casa se extendió solamente como para ofrecer alojamiento para la simiente sagrada. Antes de que hubiese concebido y se hubiese extendido lo bastante para ser habitable, no se llamó Elohim, y todo estaba incluido aún el término Bereschit. Después de que adquirió el nombre Elohim produjo descendencia de la simiente puesta en ella.

Luego se aclara las expresiones de los dos primeros versículos del Génesis (Bereshit) y su relación con los descrito en el Sepher Jetzira:

¿Qué es esta simiente? Consiste de las letras grabadas, la fuente secreta de la Torá, que salió del primer punto. Ese punto sembró en el palacio ciertos tres puntos vocales, jólem, schurek y jírek, que se combinaron entre sí y formaron una entidad: la Voz que salió de su unión. Cuando esta Voz surgió, surgió con ella su consorte, que comprende todas las letras. De ahí que esté escrito: “Et haschamaim (“los cielos”), es decir, la Voz y su consorte. Esta Voz, indicada por la palabra “cielo”, es el segundo Ehyeh del nombre sagrado, el Zohar, que, de esta manera, incluye todas las letras y colores. En este punto las palabras: “El Señor Nuestro Dios el Señor” (Yheh Elohenu YHVH) representan tres grados correspondientes a este profundo misterio de Bereschit bará Elohim. Bereschit representa al misterio primordial; Bará representa la fuente misteriosa de la cual se expandió todo. Elohim representa la fuerza que sostiene todo abajo. Las palabras et haschamaim indican que las últimas dos no han de ser separadas y
son juntos varón y hembra. La palabra et consiste de las letras Alef, Tav, entre las cuales se incluyen todas las letras, por ser la primera y la última del alfabeto. Y luego se agregó Hé de modo que todas las letras pudiesen ligarse a Hé y esto dio el nombre a atah (“Tu”); de ahí que leamos: “y Tu (ve-atah) los conservas vivos a
todos”. Et, a su vez, se refiere a Adonai (“Señor”), que es así llamado. Haschamaim es YHVH en su significación más elevada. La palabra siguiente, ve-et, indica la unión firme de masculino y femenino; también alude a la denominación ve-YHVH (“y el Señor”), y las dos explicaciones llegan a lo mismo. Ha-aratz (la tierra) designa un Elohim que corresponde a la forma más elevada para producir fruto y fructificar. Aquí este nombre se encuentra en tres explicaciones y por tanto el mismo nombre se ramifica hacia varios lados.



Amigas y amigos, nos acercamos al fin de esta breve lectura de los dos primeros versículos del Génesis. Hay naturalmente mucho más, pero se escapa a nuestra modestia inicial. Se preguntarán ¿y que pasó con la lectura del segundo versículo? Pues bien, tienen ustedes las pautas y varias llaves en sus manos para leerlas sin grandes dificultades. Quien desee empero explorar algunas de las desaveniencias de la traducción tradicional, aquí les dejo un par de enlaces que les serán muy útiles.

http://indubiblia.com/traducciones.htm
http://bibliaparalela.com/genesis/1-1.htm

Y no olviden la próxima vez que lean alguna traducción, presten atención a lo que está escrito, que no siempre salta a primera vista su verdadero rostro.

Cerrando el circulo: XXX aniversario