domingo, 12 de octubre de 2014

Feria Internacional del libro de Frankfurt 2014

Este año, además de los consabidos expositores e invitados, la feria contó con novedades como seminarios sobre la impresión digital y por primera vez, con una feria de libros antiguos, con extraordinarios ejemplares, incluido el diseño gráfico y utensilios de oficina, de tiempos pasados. Una delicia para los amantes de los anticuarios.
Cabe destacar además, la participación de un grupo de editores centroamericanos, que incluía las editoriales F y G Editores, de Guatemala, Clasicos Roxil e Índole Editores, de El Salvador, Editorial Guaymuras, de Honduras, Anamá Ediciones y Libros para Niños, de Nicaragua, Editorial Exedra, de Panamá, Uruk Editores, Editorial Costa Rica y Editorial La Jirafa y yo, de Costa Rica.
En la feria se plantearon los nuevos modelos de edición y distribución necesarios para competir en un mundo cada vez más dependiente de la internet, las redes sociales y los modelos de pago electrónico, que conlleva resolver diferencias fiscales y modelos bancarios entre las naciones.
Centroamérica pues, no desea quedarse atrás, y para ello une esfuerzos, principalmente entre las editoriales independientes. Asimismo, dado el alto precio de la edición en papel, se busca utilizar servicios globales de impresión.
Por otra parte, los grandes grupos editoriales, que han absorbido muchas editoriales más pequeñas, se perfilan como los señores del mundo del libro, por lo que la opción de las editoriales independientes, universitarias o estatales, se manifiesta en la cooperación, actualización tecnológica y de modelos editoriales, amén del descubrimiento de nuevos valores, que en el fenómeno de ventas masivas del best seller que manejan los mega-grupos, no tienen muchas opciones, pero resultan interesantes para un público que busca algo distinto, que lo saque del "fast food" que muchas veces es lo que ofrece el best seller.
En el pasado, como lo muestran las fotos, el libro en sí mismo era un objeto de arte. Por ello también la edición artesanal ha tenido viento en popa. Y como siempre insisto, hay que incentivar la lectura, y ojalá que lo que leamos sea de calidad, y que nos lleve a un mundo mejor. 

Hasta la próxima vigilia.


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