miércoles, 8 de junio de 2022

Luis Alberto Ambroggio sobre "Fábula de los oráculos"

 

Prólogo de la edición del XXV aniversario de Fábula de los oráculos


Luis Alberto Ambroggio

Academia Norteamericana de la Lengua Española





Es un honor presentar esta edición celebratoria de los 25 años de la salida a luz de Fábula de los oráculos, publicado originalmente en 1997, por la Editorial de la Universidad de Costa Rica, EUCR, y luego en una segunda edición en el 2013 como parte de la Colección de vieja y nueva narrativa de la Editorial de la Universidad Estatal a Distancia de Costa Rica, Euned. Es el segundo libro de cuentos de Manuel Marín Oconitrillo, novelista, cuentista, poeta y tenor perteneciente, según el crítico Benedicto Víquez Guzmán, a la Generación Intimista.

En realidad, su biografía configura en sí misma una fábula. Nació en Alajuela,  pero se crió y formó en Guanacaste y desde el año 2000 radica en Alemania, donde es miembro del Teatro de la Opera de la ciudad de Colonia. Estudió en las escuelas de música de de la Universidad de Costa Rica y la Universidad Nacional Autónoma y luego con numerosos profesores y reconocidos cantantes como James Demster, Violette Verneu, Josef Mayers, Enrico di Giseppe, Kim Josephson, Dan Saunders, Íride Martinez, Luis Girón, Dalmacio González y Gianni Raimondi, en Europa, Latinoamérica y Japón.

Detallan sus biógrafos que realizó su debut en la ópera con La cambiale di Matrimonio, de G. Rossini. Sin embargo, su especialidad ha sido el Lied (canción culta), género en el que ha cantado desde obras renacentistas hasta lo más vanguardista de nuestros días (incluidos varios estrenos mundiales) en tres continentes y dieciocho idiomas. Ha sido galardonado con premios y reconocimientos internacionales. Su discografía es principalmente de Oratorio y Canción de los siglos XX y XXI.

Como escritor, se destaca en los géneros de novela, cuento y poesía. Ha publicado hasta la fecha las novelas El día de la tercera revelaciónLa puerta de AraváDe bestiis y Nefarius; los libros de cuentos Los espejos del mundoCerrando el círculo y Fábula de los oráculos, y los poemarios Invocaciones e Y te llamé piedra cúbica. Sus publicaciones aparecieron en Latinoamérica, Canadá y España. Ha sido traducido al italiano, portugués, alemán y hebreo.

En este libro de cuentos Fábula de los oráculos, ya con la combinación de las posibles connotaciones y contrastes del título, el autor nos sumerge en una aventura de búsquedas y adivinaciones. Inmediatamente nos transporta a la fábula/tragedia icónica de Sófocles sobre Edipo Rey, un personaje que produce harta lástima como figura encarnando una serie de conflictos humanos y valores sociales, arquetípicos desde el punto de vista psicológico y sociológico, que confronta la peste, suicidios, decisiones contra el destino y las relaciones de los personajes y procesos, en un contexto de sufrimientos y consultas a oráculos. Según Aristóteles el objetivo de la fábula de una tragedia, como la aquí teatrificada, debe ser una imitación de la vida en forma de historia realista, seria, que se completa en sí misma de una manera sucinta.

El comentario de Mauricio Vargas Ortega sobre este libro de cuentos, se aplica por cuanto Fábula de los oráculos (siete en total) efectivamente “logra, con su alucinante peripecia, introducir al lector en un viaje hacia si mismo, redescubriendo emociones largamente olvidadas. Una muestra de literatura de primer orden.”  En esta colección Manuel Marín Ocontrillo retrata de una forma genialmente excéntrica y rebelde la vida interior de diversos personajes en diferentes escenarios, espacios, tiempos, con una ruptura con el realismo y la normalidad de los referentes. Exhibe una extraordinaria construcción literaria y temática como asimismo profundidad sicológica de los mismos y sus interacciones. 

Dada su complejidad y embrollo tramático, solo recorreremos someramente cada uno de estos siete oráculos, que -como en la original obra Edipo Rey- sirven al autor para acelerar los acontecimientos, desencadenando la acción documentada en el respectivo contexto.  Porque, como afirma Manuel Cabello Pino “cada aparición del oráculo en la historia provoca reacciones radicales y sorprendentes en los personajes  que  hacen  avanzar  la  historia  de  manera dramática.” Y no puedo dejar de citar a Octavio Paz para comprender la original escritura de Manuel Marín Oconitrillo en cada uno de los cuentos de este libro Fábula de oráculos: “¿Cuándo comenzó nuestra excentricidad: en el siglo XVII o en el XVIII? Aunque no tuvimos a Descartes ni nada parecido a lo que se ha llamado revolución científica, me parece que lo que nos faltó sobre todo fue el equivalente de la ilustración y de la filosofía crítica. No tuvimos siglo XVIII: ni con la mejor buena voluntad podemos comparar a Feijoo o a Avellanos con Hume, Locke, Diderot, Rousseau, Kant. Allí está la gran ruptura: allí donde comienza la era moderna, comienza también nuestra separación. Por eso la historia moderna de nuestros países ha sido una historia excéntrica.” 

En el oráculo primero se desarrolla irónicamente la “fábula de un hombre serio”. Seriedad geriátrica de un ser humano alienado, encerrado, Félix, que comparte su soledad hogareña con telas de araña, con su sobrino Alejandro, todos sus recuerdos de vida, voces, personas, hasta llegar la de Sofía y entonces todo es sonrisa.   

El oráculo segundo recorre una “ruta inconclusa”: cartas y mensajes perdidos, de secretos guardados. “Y yo de todo casi nada le dije a Eduardo, a Elizabeth y a Rolando, como un niño egoísta que esconde golosinas, o como un niño asustado que ignora lo que tiene de frente”. Para concluir brillantemente “Solo recuerdo que era del año la estación florida, cuando fuimos tan solo lo que en realidad somos.”

El tercer oráculo nos regala la fábula de “Perfumes de media tarde” con el protagonismo en el encuentro y la seducción del perfume: “Pero siente un súbito peso en sus muslos, ese perfume y el roce de aquellas mismas manos bajo su blusa explorando los tímidos cristales de su sexo, casi obligándola a aceptar el aroma a falsedad de aquella trilogía de apariencias: el orangután, su cuello de Diana y sus aires de gentilhombre.”

“El último espejo” es el título del cuarto oráculo que en tres secciones describe irónicamente el misterioso vínculo mantenido durante treinta y cinco años entre Carmen, fallecida, y Marta, que le llevaba flores a su tumba y charlaba con ella en el cementerio diariamente “con una especie de hermandad que no experimentó sino entonces” y “prolongaba sus charlas hasta que el sol, iridiscente, comenzase a devorar la superficie de la lápida”, llegando finalmente a conocer “el secreto de la casa de infinitas habitaciones, dándose cuenta de la sencillez de su principio y la torpe trampa en la que había caído. Pero no lo supo en el instante en el que por fin abrió el aposento en el que se hallaba Marta. Acababa de subir una de las imaginadas escaleras y arriba un pasillo alfombrado se extendía ilímite, no obstante, apenas a unas cuantas habitaciones encontró una con la puerta a medio abrir. Ella entró de seguido y al mirar a su derecha vio a Marta con un vestido negro de tirantes y amplio escote, desnudándose para sí misma frente al último espejo de la casa, y en él aparecía la imagen de una anciana recorriendo pausadamente las calles del cementerio, y a la vera de ellas, libre y consumada, la hiedra se extendía hasta el horizonte.”  Como comenta Mauricio Vargas Ortega en este cuento “hay un espejo que nos insta, primero, a dilucidar el lugar, el espacio donde los personajes por fin descifran ese inquietante enigma de sus recuerdos y temores, y segundo, a reconocernos en su imagen plana, que es a la vez muchos paisajes (siempre cambiantes) y uno en particular: el cementerio”.

En el quinto oráculo “Transfiguraciones” nos envuelve el autor en los increíbles círculos de la vida como si fuera un sueño real. Intercambios complicados entre hijo, madre, su Doctor Campbell, Mercedes, llegando a la conclusión de que “aquel lento camino, lleno de rutas a través de sexos en equilibrio, de una inicial pasión hacia nuestros recíprocos, ahora desembocaba tan solo en la huida de todo hacia fronteras advenedizas... Hoy, como dije al comienzo, el doctor Campbell volvió a visitarnos como acostumbraba hacerlo a principios del verano pasado, ahora que los jueves me transfiguro en hombre”

El diálogo del sexto oráculo abarca la realidad de “Una muerte que sí pesa”. La muerte específicamente de alguien que le pesa al aparentemente sospechoso, no culpable, Edmundo Roque, de quien Víctor Augusto Montana (librepensador desaparecido al año siguiente a los hechos) afirmó: “Yo que puedo jactarme de conocer pueblos y personas, confieso que jamás topé con hombre igual en mi vida, ni creo que lo haga en lo que me resta”. Y que termina con el hermoso, desconcertante y enigmático contexto: “Nadie conocido -se dijo- y continuó en el mecedor mirando como se alejaba, más pequeño cada vez, uniendo su rumor al del paisaje para finalmente convertirse en un punto que se perdía en el polvo”.

El séptimo y último oráculo extendido bajo el sugestivo título “Salmos de Gabriel” viaja por numerosas ciudades y países, personajes, talentos artísticos, literarios, visuales, espacios complejos de vida y muerte entre muchos personajes con un constante y contradictorio referente a la divinidad. Comienza con una carta de su hermana, Alejandra llena de preguntas y profundos comentarios existenciales como “Gabriel, quizá he debido escribirte desde antes, pero porque te conozco es que lo hago hasta ahora. ¿Has conocido ya muchos lugares? Tienes que contarme de ellos, recuerda que me lo prometiste. ¿Por qué no recibo noticias tuyas? Recuerda también que íbamos a mantenernos en contacto. Te tejí un suéter pero no sé adónde mandártelo. ¿Dónde estás ahora? ¿Te tratan bien? ¿Encontraste lo que buscabas? Hermanito, como lamento no estar allí para cuidarte. Te veías tan elegante cuando te fuiste, pero yo me quedé pensando: Dios, mira que se va tan solo y a lo mejor no sabe ni adónde. Desde tu partida aquí todo gira de un modo distinto.”   


El fenómeno de la creación de la Fábula de los oráculos se convierte así en un intrigante tesoro literario que encadena la literatura fantástica con la genialidad de la dramaturgia griega. Con toques de rica prosa poética a veces, configura una narrativa dialógica fabulosa de realidades que parecen sueños de escenas extrañas ocurridas en ambientes familiares. Los siete oráculos (llamativo el número siete), con tonos y estilos semejantes y diversos, una exquisita variedad de caracteres y ejes discursivos a la vez reales y sibilinos, pero siempre merodeando el espacio de la vida muerta y de la muerte viva, con complicada esperanza y compañía. Son relatos autónomos de ocurrencias fascinantes, fantasmas del recuerdo o de la imaginación realizados con la magia de un gran escritor, artista, que nos los regala para que al leerlos vivamos la subversiva genialidad, la vastedad de la escritura que encarna y expresa con riqueza del lenguaje la memoria, la experiencia y la imaginación. Porque se trata de cuentos que no tienen principio ni fin, como decía Gabriel García Márquez, sino fragua en la vivencia del lector que los experimentará dentro de su propia percepción, contexto, sentimiento e interpretación. Los invito a descubrir este maravilloso tesoro que celebra veinticinco años de existencia en las manos del universo.






Cerrando el circulo: XXX aniversario